Pedanías de Prádena

Matandrino

Se trata de una pedanía de Prádena que quedó deshabitada en los años 70, pero aún pueden apreciarse buena parte de las casas que formaron parte del casco urbano, y entre las que destacan varios caserones. Se conservan elementos de la arquitectura popular, como el uso de piedras calizas talladas en algunos vanos y dinteles, muros secos de mampostería, las cuadras situadas en las plantas bajas, o la presencia de hornos de cocción en prácticamente la totalidad de las viviendas.

El nombre del pueblo proviene de Mata de Endrino, un pequeño arbusto que crece en su entorno. Sus habitantes se dedicaban casi en exclusiva a la ganadería y al cultivo de pequeñas huertas, y vendían las cabezas de ganado que criaban en distintas ferias de la comarca.

Castroserna de Arriba

Castroserna de Arriba es pedanía de Prádena, y se encuentra junto a la Ribera del río San Juan, a 5 km al norte de Prádena. Las casas de Castroserna de Arriba se distribuyen de forma irregular con una arquitectura sólida de piedra caliza y en cuyas fachadas es común ver decoración con el típico esgrafiado de la zona.  

Dentro del núcleo, muy cerca del curso del río San Juan, se encuentra la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, un templo de origen románico tal y como demuestra su portada lobulada y policromada, aunque exteriormente es una iglesia de factura barroca. El templo consta de una sola nave rematada por una cabecera cuadrangular, con una torre que se levanta en el lado sur. Precisamente en un sillar de la torre podemos leer una inscripción que dice: «Hízose siendo cura el licenciado Domingo Martínez y Ruiz. Año de 1665». En el interior destaca su retablo mayor, de estilo barroco, que alberga la imagen de Nuestra Señora del Rosario. También es interesante su pila bautismal románica, situada a los pies del coro, y con forma de cáliz de flor, con ocho cabezas labradas entre los pétalos y un pie adornado con motivos vegetales. Destaca su campanario, muy bien conservado.

Próximo al templo se pueden ver las ruinas de la Casa-Palacio de los Marqueses de Castroserna y Condes de Adanero,  de la que se conserva una imponente fachada, con un arco de piedra y un escudo blasonado. Unos metros por detrás aparecen también ruinas de los corrales y caballerizas, y las dependencias de los criados. Junto al parque que hay a la orilla del rio se encuentra el Potro de Herrar bien conservado que está hecho con madera de enebro de la zona.